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viernes, 4 de septiembre de 2015

Babadook

Luego de unas largas y bien merecidas vacaciones he vuelto para quitar las telarañas y el polvo acumulados durante más de un mes de inactividad y abandono. La verdad, es que me da hasta vergüenza lo poquísimo que escrito, pero entre el calor, la playa, y la falta de wifi, las ganas de ponerse a escribir desaparecían exponencialmente. Pero menos mierda autocomplaciente, he vuelto, y he vuelto con bilis, demasiada para un organismo humano saludable. Así es, hoy no voy a criticar, voy a despellejar una película, con tanta saña que voy a dejar a El pianista como una cinta familiar. Y es que Babadook lo merece… vaya que si lo merece.

Hubo un tiempo en que el género del terror en el cine brillaba con una oscura pero intensa luz. Espantosos monstruos que hicieron las delicias de los espectadores, primero en el cine mudo y posteriormente con los grandes clásicos de la Hammer; películas sobre temas tan sombrios que arrastran aun a día de hoy leyendas negras como El exorcista o Poltergeist, y grandes obras que, si bien entonces no contaban con los despampanantes efectos actuales tenían corazón, y ganas de estremecer. Sin embargo, a dia de hoy no queda nada de la genialidad de las películas de antaño, a mi parecer, el terror en el cine murió con Silent Hill. De por sí, es el género peor valorado por la crítica especializada en cualquier arte, pero, mientras que en la literatura el terror goza de una cierta elegancia –la calidad de Allan Poe es incuestionable, y eso a los critico les jode muchísimo- y en los videojuegos la inmersión del jugador es tal que el sentimiento de horror se acrecienta hasta rozar la delgada línea que separa la diversión del infarto. Una película de terror no tiene la elegancia y el arte que posee la literatura ni la interacción y sensación de inseguridad de un videojuego; se encuentra a mitad del camino de ambos, pero completamente perdido. Actualmente, el género se ha rendido al efectismo barato, al susto fácil y al violín estridente, rehuyendo cualquier intento de crear tensión o una atmosfera malsana, convirtiéndose únicamente en un recurso mas para que adolescentes puedan sentirse machos alfas mientras sus ligues se aferran a ellos a cada susto del cuarteto de cuerda. Ahora el cine de terror no da miedo, da sustos; películas como Insidious, Sinister, Paranormal Activity están cortadas por el mismo patrón, son complacientes, tiran a lo fácil y se dirigen al mismo impúber público, y prueba de ellos son la ingente cantidad de secuelas, a cada cual más abyecta. Viendo el panorama que acabo de describir es normal que Babadook se diferenciara y se vendiera como la MEJOR película de terror actual al alejarse de todo lo que ofrecían sus hermanas tontas y de crear un terror psicológico fresco y original…

Babadook y el acoso sexual

Mirad… Babadook no es ese diamante en bruto oculto entre el montón de carbón, no es ni será la película definitiva que intentan hacernos creer, por mi parte, ni siquiera la considero una película buena y mucho menos superior a sus hermanas. Vender mal a una película puede condenarla, creedme, a mi me vendieron Origen como la versión nolaniana de Matrix. Sin embargo, al Cesar lo que es del Cesar, Babadook no es buena… pero digamos que si intenta ser original, aun fracasando estrepitosamente.

Esta es la historia de una madre soltera y su hijo, un desequilibrado mental atormentado por terrores nocturnos, histérico e hiperactivo, que tiene completamente amargado a su madre ya de por sí bastante inestable por la muerte de su marido. Una noche, para ayudar a dormir al pequeño la madre le lee un cuento llamado Babadook, un cuento con ilustraciones siniestras y trama macabra. Desde ahí, nuestros protagonistas se verán constantemente asediados por la presencia del Babadook

Te voy a devorar el colon mientras duermes

Babadook intenta desesperadamente diferenciarse del cine de terror actual: apuesta por una fotografía más cuidada, algún que otro toque interesante en el montaje con algunos juegos de racord y planos y trata de crear una atmosfera opresiva y desagradable. Mucha gente dice que resulta hasta poética y metafórica, mintiendo descaradamente, porque la película tendría que buscar esas palabras en el diccionario primero. Simplemente echándole un vistazo a los 20 primeros minutos de la cinta podemos darnos cuenta de dos grandes problemas. El primero, el guion. La mayor parte del guion hace que la historia avance forzada, por situaciones imposibles provocadas por diálogos tan artificiales y convenientes que sacan de la experiencia. Les pondré un ejemplo, sin spoiler, que ocurre en los primeros minutos. Como he dicho en la sinopsis, la madre es viuda y no lo ha superado, bien, pues curiosamente la película quieres que veas cómo no solo no lo ha superado si no que esta… como una puta cabra. Está en el cumpleaños de su sobrina junto a otras madres, madres que saben de su historia y, sin provocación ni alevosía, una de ellas dice: que valiente eres que estás sola y has superado la muerte del marido, o algo así. Es tan aleatorio y gratuito este dialogo que me dio un escalofrió; pero es que la reacción de la madre es, si cabe, aun mas aleatoria y absurda, totalmente fuera de tono. Perlitas como estas, unidad a una crueldad despiadada e inhumana de los demás personajes igual de gratuita, salpican la narración constantemente, y sientes que la película avanza no porque fluya con naturalidad, si no porque el guionista y director están hay detrás moviendo los hilos a su antojo y con mucha mala leche, enrollándolos, y haciendo que un cadáver reanimado como es Babadook se ahostie irremediablemente.

Si abre mas la boca se come a si mismo

El otro punto negativo son las actuaciones. Sería hipócrita enfocarme en esto, una película independiente australiana no puede permitirse un elenco hollywoodiense como Sinister –que tenia al resucitado Ethan Hawke-. Pero aquí el problema esta mas en la dirección que en la actuación. Mirad, si cogemos El resplandor podremos ver el mismo problema: esa película nos quiere mostrar la evolución del protagonista, como pierde la cordura y se transforma en un psicópata con un hacha; el problema es que ese protagonista es Jack Nicholson, que ya arrastraba una cara de loco desde el minuto uno. Aquí ocurre exactamente igual, pero sin… el talento de Kubrick –me ha dolido decir eso-. Babadook quiere mostrar la demencia de la madre, y cogen a una actriz con cara enfermiza que al poco tiempo ves como se transforma en un rostro contorsionado a lo mascara kabuki para mostrar lo que ya sabemos: QUE ESTAS LOCA. Esa transformación no provoca ninguna reacción porque es evidente y no asusta, es tan histriónica que provoca comedia. Pero la madre no es la única con este defecto, el hijo no le va a la zaga, y si eres asiduo a leer críticas, puedes ver como yo no soy el único que desearía estrangular al criajo con sus propias manos. Podemos ser objetivos, y debemos serlo: un niño con terrores nocturnos no es un chaval normal y los niños pueden llegar a ser cargantes, son niños y debemos entenderlo. Joder, pero es que cuesta. Entre que se pasa la película gritando histérico, un complejo de Edipo mal tratado, manía persecutoria y comportamientos psicóticos, y que cada dialogo suyo dan ganas de apedrearle la cara por el motivo que he expuesto en el párrafo anterior, empatizar tanto con el crio como con la madre es imposible, solo quieres que el Babadook venga y se los coma. Y explote de la indigestión.

Este es el Babadook -y la ultima, lo juro-

Hablando ya del Babadook, monstruo y detonante de la verdadera historia, tenemos lo que se supone es el gran fuerte de la película. Confieso que las ilustraciones del libro me encantan, y hasta el final el monstruo también. El diseño del monstruo parece una pesadilla de Edward Gorey, las escenas del libro son, para mí, lo más logrado de la película, pues ahí si se nota la atmosfera opresiva, la tensión, ahí es cuando la película de verdad te tiene atrapado entre sus garras. Pero te escapas al poco tiempo. He empezado esta reseña diciendo rehuía del susto fácil y los efectismos del cine de terror moderno, pero tal vez debiera haber matizado. Babadook tiene lo mismo que sus parientes, pero con menor presencia. Los sustos están ahí, tan poco cuidados como en cualquier película que utilice violines para enfatizar, y eso le quita toda la originalidad que a priori parecía tener el monstruo. Si veis el final de la película entenderéis a que me refiero, el monstruo manipulador en la sombra que juega con la oscuridad para atormentar se convierte en el típico monstruo que, para colmo, hace ruidos de dinosaurio.


Si al menos la película intentara lo que Shutter Island y jugase con si todo es producto de la locura de los protagonistas o de verdad existe el monstruo –la película lo deja todo muy claro con el final-, si de verdad explotara bien el sentimiento de culpa de la madre o respirase una verdadera atmosfera de cuento de terror tal vez le otorgaría a la película el titulo de inteligente. Pero ni existe ese juego, ni explota algo que, a mi juicio, haría la película muchísimo más interesante y la acercaría mas al thriller que al terror, ni logra atraparte por su ambientación o su historia. Esa patina intelectual de la que han revestido a la cinta he hecho que la juzgue con más dureza de la que merecía. Porque Babadook es eso, otra película de terror moderna mas, algo más original, pero igualmente fallida.


EUTANASIA AQUI

martes, 11 de agosto de 2015

The Road

Anoche por circunstancias que aun no sé explicar me encontraba alicaído, taciturno, tristoncete, y con más calor que la comunión de charmander, lo cual no ayuda más que para poner otro motivo más para la nota de suicidio. Una persona normal, con sus dos dedos de frente se hubiera dormido, pues eran las 2 de la madrugada o, en su defecto ya que el sueño no es una opción, se pone algo que de buen rollo, como Love Actually, y se arrima a su tarrina Haggen Dazs tamaño regimiento… Y descubrir que al final todos encuentran el amor mientras que tu eres un triste gordo insomne grasiento de helado de dulce de leche y que jamás vas a ser ni la mitad de atractante que Colin Firth… ¡Y es por eso que me puse The Road, por supuesto! Una película feliz, divertida, con sus florecitas y sus animalitos silvestres…






¡¡JODER, DIOS, JODER!!

The Road es la adaptación de la aclamadísima novela del también aclamadísimo Cormac McCarthy, nombre bastante frecuente estos últimos años en las votaciones del Nobel de Literatura y cuya obra ha sido adaptada con gran acierto en numerosas ocasiones, siendo, a mi parecer, No es país para viejos la mejor de todas ellas. Al contrario de lo que me gustaría no he leído ni un solo libro de McCarthy, todo lo que se de él es por las películas, así que está en esta reseña no habrá ni una sola comparativa por puro desconocimiento. Solo sé que la obra original es más cruda y con momentos que rozan lo gore, y os aseguro que la adaptación no anda escasa de crudeza ni de esos momentitos que nos tocan el kokoro. Con una estaca.

A mi las rebajas del Corte Ingles no me las jode ni Dios

Esta es la historia de un hombre y su hijo, y su lucha diaria para sobrevivir en un mundo convertido en un infierno de ceniza tras una catástrofe desconocida. En su constante viaje al sur irán buscando alimentos, cobijo, seguridad, evitando a los bandidos y a las grupúsculos que, en la desesperación, ya han recurrido al canibalismo.

La trama es sencilla, es una epopeya en la que vamos descubriendo el devastado mundo postapocaliptico en que malviven nuestros protagonistas. Un mundo gris, apagado, en el que el sol ha sido exiliado por siempre y donde la ceniza y el polvo reinan sobre todas las cosas. Jamás se nos explica que ocurrió, ni falta que hace, ese no es el enfoque. Esta es la historia de un padre y un hijo luchando por sobrevivir, como he dicho antes, una historia muy humana, muy cruda y muy, muy triste.

Los primeros 20 minutos no dejan de ofrecernos información del nuevo y demacrado mundo gracias a las potentes imágenes del padre y el hijo deambulando de aquí y allá, sobreviviendo; y de los personajes, apoyado sobre todo por la narración en off del padre y algún que otro flashback de su vida anterior. Luego de esos gloriosos 20 minutos, el viaje sigue su curso, con sus altos y sus bajos, vemos como nuestros personajes cambian por las circunstancias, otros personajes, no siempre potenciales depredadores, alguna que otra sorpresa inesperada pero, sobre todo, el mensaje que Cormac McCarthy quería transmitirnos: la humanidad. Es sorprendente como en un mundo post-apocaliptico, donde no hay que comer y un encuentro desafortunado puede ser el último respiro que des, alguien se ciña a un código moral, algo así como un trozo de civilización en un mundo de barbarie. Ese es el niño, que actúa durante toda la película como una brújula moral, sin dejar de ser en ningún momento un niño: caprichoso, ingenuo, confiado, como cualquier niño. Partiendo de esa brújula, asistimos a la consecuente degeneración del padre, el que tanto se esforzó en que el chico creciera con nobles ideales y nunca perdiera la esperanza. Todo este proceso degenerativo es plasmado de forma asombrosa por Viggo Mortenssen, que creo que no ha hecho un papelon así en su vida; aunque no he visto Historia de violencia, así que puede que exagere algo.

Ahora estas embarazada de gemelos

Hay algo que, por encima de todo, destacaría, aparte de la tesis: la fotografía. ¿Recordáis aquella reseña que hice en tiempos paleolíticos acerca de El imperio del fuego? Yo tampoco. Después de toda la paliza gitana que le propine dije que, por lo menos, su mundo post-apocaliptico se veía bien. De acuerdo, eso es porque no vi The Road. Os mentí. En The Road la fotografía esta brillantemente implementada para transmitir TODO. Abusa de los tonos grises y ocres, ni siquiera cuando hay luz podríamos decir que se trata de una escena luminosa, todo está ensombrecido por el polvo. Es la misma fotografía usada en No es país para viejos, pero llevada al extremo. Me es imposible imaginar esas atmosferas malsanas con aire western  que Cormac usa como escenario para sus historias sin esos planos saturados de polvo. Es mas, la fotografía me recuerda tanto a la de No es país para viejos que me es imposible no enlazarla con otra historia postapocaliptica, esta vez, de un videojuego: The last of us. Apocalipsis zombie aparte, The last of us The last of us y The Road tratan más o menos el mismo tema: la supervivencia, la pérdida de la humanidad, el uso de un crio como brújula moral… Y es por eso que la banda sonora tan genérica que tiene esta pelicula la hubiera sustituido por completo por los melancólicos acordes de Gustavo Santaolalla, el compositor de Brokeback mountain y The last of us. Le hubiera dado mayor dramatismo a las escenas y no hubiera desentonado con el polvoriento universo de Cormac.

Que no parezca que aquí solo pongo tonterías: mirad que fotografía. Preciosa.



The Road no es una película perfecta, para nada: su guion esta poblado por giros forzados y casualidades, varios momentos dramáticos son excesivamente efectistas y la música no ayuda nada para disimularlos, la figura del niño a veces se impone demasiado y se hace cansino… Pero The Road compensa esos fallos, a mi parecer, lo suficiente como para poder disfrutar de la historia que nos quiere contar, adaptando no la trama, pero si el espíritu de la novela, que invita a la reflexión y ofrece momentos muy duros y emotivos. Aunque no haya leído la novela tengo la total certeza de que es infinitamente mejor que su adaptación, sin desmerecer a esta para nada, como he dicho antes; por eso, os recomendare a ciegas que leáis antes la novela, tal vez la disfrutéis mas. Por mi parte, yo ya sé que libro leer…

HAHAHAAHAHAHAHAHAHAHA

martes, 4 de agosto de 2015

Edgar Rice Burroghs - Una princesa de Marte

Autor: Edgar Rice Burroughs
Titulo: A Princess of Mars
Idioma original: Ingles
Publicación: 1917
Edición: Pulp Collection
Recomendación: 5/10






A principios de siglo XX, alla por los años 20 y 30, el clásico folletín por entregas que vieron nacer algunas de las grandes obras decimonónicas que han marcado la literatura popular de mas de un país, y no solo popular, incluso libros actualmente ensalzados por la crítica, convertidos en clásicos de la literatura universal como Dickens o Dumas, grandes maestros, el primero en la critica social y la aventura de capa y espada, el segundo; el clásico folletín, como digo, evoluciono en América para dar paso a las revistas pulp, un formato marginal en que los mal-llamados entonces –y ahora- géneros menores como la ciencia-ficción, el terror, la espada y brujería, novela negra y erótica tenían su lugar y su público. Y, al igual que ocurrió con el folletín, varios de los autores de antaño se convirtieron en clásicos en esos géneros y referentes que marcarían a autores posteriores mejor reconocidos. H.P Lovecraft (debería de reseñar algo de el de una puta vez), Robert E. Howard, Philip K. Dick, Ray Bradbury y, por supuesto, el gran Edgar Rice Burroughs.

Lo sé, así de primeras a nadie le suena su nombre. Pero si os digo que este tío fue el que escribió Tarzan la cosa ya cambia, ¿eh? El bueno de Edgar era un monstruo en su época, todo lo que hacía era oro, por lo que su producción es prácticamente inabarcable: Tarzan, John Carter, los piratas de Venus, Pelluzidar. Burroughs era sinónimo de calidad, de emocionantes aventuras y universos únicos poblados por pintorescas y variadas civilizaciones y aun más pintorescos personajes, sobre todo en sus obras de proto-ciencia ficción que tanto marcarian a los escritores de ciencia ficción pura, pues los mundos fantasía de Burroghs eran mas escenarios en que desarrollar las peripecias del héroe de turno que otra cosa. Podríamos decir que Tarzan es su obra más emblemática, al igual que Conan el barbaro es la obra cumbre de Robert E. Howard; sin embargo, todo Conan tiene su Solomon Kane, y todo Tarzan tiene su John Carter. Mucho mas ahora, tras una película de Disney que muy injustamente fue olvidada por critica y publico, a mi parecer. Han pasado casi 100 años de su publicación y la pregunta es… ¿Se mantiene?

Mirad no... No lo hace.
Una princesa de Marte es la primera de las nueve novelas que componen la serie marciana, una saga de aventuras y hazañas enmarcadas en el subsubSUBgenero de espada y planeta (esto es… darse de palos a lo Tolkien pero en Marte, Nibiru o Tatooine) cuyo protagonista es John Carter. En esta primera entrega se nos cuenta como John Carter, veterano sureño de la guerra civil y, ahora, buscador de oro, llega a Marte trasladando su mente (… mirad, eso en la época era bastante habitual), donde gracias a la menor fuerza gravitatoria del planeta posee una fuerza y agilidad muy superiores a la humana. Valiéndose de estos recién adquiridos poderes, Carter se hace un nombre entre los nativos marcianos. Un día, conoce a una prisionera, la princesa Dejah Thoris, de Elium, de la que queda perdidamente enamorado y promete ayudarla en las numerosas luchas que asolan al moribundo planeta. Ese sería un resumen grosso modo de la historia; bueno, de esta y la de los sucesivos libros.

Así yo también creo en el amor a primera vista
La novela es un pulp de manual: lenguaje excesivamente simple, historia lineal y carente de importancia cuyo única misión es que el prota se lié a palos contra todo lo que camine. Nuestro héroe es lo que en el gremio de los guiones se llama un Gary Stu: esto es, un personaje perfecto, fuerte, inteligente, guapo, caballeroso, valiente, que sale siempre de todos los problemas y al final se tira a la reina del baile. Carece de personalidad más allá de la del prototípico héroe. Lo mismo ocurre con Dejah, que si bien al principio es orgullosa por su linaje real y se muestra como un personaje fuerte no tarda mucho en sucumbir y convertirse en el interés romántico y queda relegada a ese segundo plano de princesa en apuros a la que el machote de turno salva. Ni pienso hablar de la historia de amor porque es ridícula. Los demás personajes podríamos decir que son los que están mejor construidos, sobre todo los marcianos verdes con los que convive Carter en el primer tercio de la novela, que podríamos decir que si tienen un esbozo de algo que podríamos llamar personalidad. Aunque claro, esto es un pulp, esbozar una personalidad no es desarrollo de personajes, son cuatro líneas de exposición puntuales o una cualidad representativa llevada al extremo; quiero decir, si el personaje (Solah, por ejemplo) pertenece a una raza sanguinaria y belicosa pero es cariñosa y dulce, no puede pasar ocasión en que no lo menciones, venga o no a cuento. Pero criticar la historia y el desarrollo de personajes en un pulp de hace cien años es tirarse piedras al propio tejado, en esa época el género se movía con esos clichés y hay que juzgarlos con una perspectiva distinta. Cabrearse porque es la clásica historia de princesa que debe ser salvada y esto ahora es muy machista y blah blah BLAAAAAH es una chorrada. Ademas, lo único verdaderamente importante en su época era la acción y que fuera entretenido, al igual que ahora.
Esto es un Thark gustandose demasiado
Si hay algo que si hizo bien Burroughs, que es lo que me fascina de esta saga, es el universo tan rico y único que crea. El Marte de Burroughs es un Marte agonizante, antaño cubierto por océanos de los que ahora solo quedan los canales que surcan la desértica superficie del planeta como recuerdo de esa época casi edénica. Los habitantes del planeta hubieron de adaptarse a tan adversas condiciones, combaten constantemente por los recursos y están constantemente envueltos en guerras. Algo así como Mad Max, pero sin el mundo postapunkaliptico. Los marcianos más característicos son los Tharks, esbeltos y gigantescos marcianos verdes de cuatro brazos y grandes colmillos en la barbilla que viven en una sociedad guerrera comunal en la que solo los más fuertes sobreviven. Con ellos pasa John Carter la mayor parte de la trama, por lo que es la sociedad que mejor conocemos y la que, para mí, tiene más matices. Las otras dos sociedades, Zodanga y Elium, los hombres rojos, viven en ciudades estados y son las que tienen la totalidad de la tecnología marciana: naves de combate que surcan el cielo impulsadas por energía solar, rayos laser, maquinas para crear atmosfera. Pese a todo, la tecnología por desgracia se ve poco, pues prima sobre todo el uso de la espada y otras armas blancas tradicionales en los combates, que son más vistosas y divertidos pero encorsetan un poco el conjunto. La fauna marciana también merece una mención especial, pues también es de lo mejor del libro por la imaginación que desborda cada diseño, desde las monturas que usan las Tharks, pasando por Woola, el sabueso mitad sapo-mitad perro que corre como Sonic dopado, hasta los característicos monos blancos, gorilas gigantes albinos de cuatro brazos. Lo de los cuatro brazos es el rasgo identificable de la vida marciana.  

La fauna preciosa. Para ir de excursión
En conjunto, Una princesa de Marte me parece muy hija de su tiempo, con todos los clichés del género que ella misma comenzó a forjar. Tiene cien años y está muy anticuada, no creo que pueda soportar el buenismo y lo politicamente correcto de nuestro siglo XXI. Ni siquiera se le perdona a Tolkien el ser racista,  esta que es menos conocida va a ser tratada con mas dureza.  Pero es que, como digo, esta anticuada, y este tipo de obras populares, creadas para un público determinado, pocas veces se vuelven historias atemporales y por ello hay que juzgarlas, como he dicho, conociendo el contexto. Sin embargo, obviando historia, personajes y clichés, la novela desborda creatividad y aventura, yo no me aburrí leyéndola, no dejan de pasar cosas, los duelos son frenéticos y muy divertidos y el universo es maravilloso, fascinante; por algo fue un referente para muchos otros autores. Sinceramente, el libro no esta muy bien, pero tampoco es infame, yo me quedo con la película, que moderniza algo la historia y conserva todo lo bueno del universo con algún que otro añadido de otros libros bastante interesante.

John Carter también es un poco team Jacob

viernes, 31 de julio de 2015

Ultravox - Vienna

1- Astradyne (7:06)
2- New Europeans (4:04)
3- Private Lives (4:07)
4- Passing Strangers (3:50)
5- Sleepwalk (3:11)
6- Mr. X (6:33)
7- Western Promise (5:19)
8- Vienna (4:53)
9- All Stood Still (4:23)

Viendo todo lo que he ido subiendo en cuanto a música en este blog desde su creación doy a entender que debo tener cuarenta o cincuenta años. Acabo de comprobar, curiosamente, que el disco más moderno reseñado es de 1986. No os penséis cosas raras, soy mas de la mitad de joven de lo que dan a entender mis gustos musicales. Sin embargo, si hay una época con la que mas disfrute en cuanto a música, esa es sin duda los ochenta. No un genero concreto, si no a todas aquellas bandas que surgieron entonces con ese sonido de sintetizador tan característicos, que pusieron banda sonora a una de las épocas más coloridas, chillonas, horteras y con mas hombreras de la historia de la humanidad, y probablemente con los peinados mas surrealistas desde que operaron de escoliosis a María Antonieta. Por eso, al igual que Desigual, este blog no va a permitir que los ochenta mueran, o por lo menos no va a permitir que lo único que no causaba epilepsia en los ochenta muera.

Ultravox, o los cuatro exhibicionistas del gótico flamígero 

Hoy os traigo aquí un disco que hizo resucitar a una banda inglesa que andaba muy perdida a finales de los setenta, sin identidad propia, oscilando entre el glam rock, punk y los primeros toques de lo que sería el pop con sintetizador –synth pop-, y que si sois asiduos a Doctor Who quizá os suene por el capítulo del submarino ruso. El sonido marcadamente electrónico, surrealista e hipnotico de Ultravox definió toda una época; y con el fin de los 80, también acabo su popularidad en una progresiva decadencia hasta su posterior disolución en los 90. Vienna (1980), el disco que os traigo hoy, es el que lo comenzó todo, el que tiene todos los elementos de lo que fue Ultravox en su época de mayor creatividad gracias al nuevo vocalista y guitarrista, Midge Ure, que se encargo de sacar a la banda del pozo underground al que la había sumido su anterior líder, James Foxx. De todos los discos de la época de Ure, Vienna es el que tiene, a mi parecer, el sonido más innovador y atrevido, que marcaría el sonido de los posteriores tres discos.

Passing Strangers

Vienna es un album curioso por varios motivos. Es un disco claramente  experimental, y se siente nada más empezar escucharlo:  abre con Astradyne, una larga pieza “instrumental” electrónica que intercala la fanfarria de sintetizador con multitud de rifts de guitarra distorsionada que se enlaza con la siguiente canción, New Europeans, cambiando completamente el registro, abriendo con un marcado ritmo de guitarra eléctrica antes de darle el relevo a la voz de Midge Ure; sin embargo, el sintetizador no desaparece, sigue presente con un conjunto de melodías estrafalarias durante toda la canción. Private Lives sigue en la misma línea de New Europeans, aunque con un sonido más comedido. Passing Strangers, junto con All Stood Still y Sleepwalk son puro Ultravox: sonido psicodélico, surrealista e hipnótico marcadamente electrónico, con sintetizadores que suenan a theremin y baterías y guitarras que le dan ese toque de pop-rock tan ochentero: el solo de sintetizador y batería de Passing Strangers es, junto con Vienna, lo mejor del disco. Mr X es bastante extraña; es de las piezas más sobrias –y sombrías- del álbum, únicamente varias melodías de sintetizador, una batería, y voces distorsionadas por vocoder que le dan un aire casi alienígena a la canción. El resultado es bastante irregular. Western promise juega con una melodía de sintetizador que gusta de repetir constantemente con distinta intensidad e intercala con una batería muy machacona y un Midge Ure distorsionado por vocoder. Finalmente, Vienna, el tema que da título al álbum, merece una valoración aparte. Esta fue la canción que puso a Ultravox en el pedestal del que costó 10 años bajarle. Vienna parece una declaración de intenciones, es una canción tan oscura, tan extraña y tan poco habitual para un grupo pop de los ochenta –siendo los ochenta lo que son- que no sé ni cómo pudo tener el éxito que tuvo; y aun si, dejo bien claro una cosa: Ultravox no iba a ser una banda convencional. Es cierto que durante la canción, mas marcadamente en el estribillo, se nota más “luminoso”, pero en conjunto, el regusto que deja es el de una oda macabra, solo hay que ver el videoclip queacompaña a la música. El sintetizador se mantiene al mínimo, el protagonismo lo tiene el piano, la batería y la voz de Ure, incluso se utilizan violines y platillos, contrasta muchísimo con el resto de las canciones del álbum.

Sleepwalk

Si tuviera describir Vienna con una palabra seria precisamente esa: contraste. El álbum, en conjunto, lo componen canciones o excesivamente electrónicas y distorsionadas (Astradyne, Mr. X, Western promise), híbridos entre rock acústico y algo de sintetizador (All stood still, New Europeans, Private Lives…) y… y Vienna. Para los no iniciados, Vienna es un disco inmisericorde por lo irregular de su sonido y lo abrupto que a veces resulta. Para mi, creo que es mi disco favorito, descontando varias canciones que siento como relleno o excesivamente raras para mi gusto. Si queréis empezar con Ultravox y no os gusta el sonido ochentero, os recomendaría que escucharais Vienna, la canción, y luego intentarais comenzar por otro disco mas accesible, como Quartet, que tal vez también reseñe en el  blog. Si os gusta el sonido... os va a encantar Ultravox.

jueves, 30 de julio de 2015

El Cuervo

Dada las pocas recomendaciones recibidas en la propuesta de la anterior reseña, la elección ha sido la mar de fácil. Unseenbook, una lectora muy asidua y querida en este blog, ha recomendado dos películas, a cada cual mas complicada de reseñar por su fama y su complejidad: así de mala gente es -yo broma-. Con Nosferatu directamente es que no me atrevo, soy incapaz de abarcar la obra de Murnau con las pocas habilidades analíticas y criticas que poseo actualmente; así que he decidido analizar y reseñar otro filme de culto, mas moderno: El cuervo, de Alex Proyas. Y para esta reseña no solo me he visto la película de nuevo, también me he leído los comics en los que se basa, así que hoy he hecho los deberes.

Si le echamos un vistazo a la escasa filmografía de Alex Proyas podremos ver que tiene un marcado fetiche por el cuero negro y los callejones lúgubres. Suyas son joyitas como Dark City, otra obra de culto de la que los Wachowski sacaron la mitad del argumento de Matrix y la estética neo-noir; o Yo robot, que con todo lo entretenida que es aun hace que Isaac Asimov se esté revolviendo en su tumba. Centrándonos únicamente en sus dos primeras películas, Dark City y El cuervo, se entiende lo del fetiche por el cuero y lo macabro: maneja una fotografía muy oscura, con preferencia por los planos aéreos y el gusto por el travelling, unas localizaciones oscuras y retorcidas, con una estética que rehúye cualquier color que no sea el gris o el negro. En el caso de nuestra película en cuestión, Proyas hace de su estilo un verdadero arte, adaptando a la perfección el aura gótica del cómic a la gran pantalla sin dejar ni una gota de negrura de las viñetas sin plasmar en los callejones y recovecos de la cinta.

¡Dale a la luz, Alex, hostias!

A día de hoy todo el mundo sepa de qué trata El cuervo, si no es así, la historia es tan simple que me atrevería a resumirla en una sola frase: Eric Draven es asesinado junto a su novia por una banda callejera con tal ensañamiento y crueldad que la muerte, encarnada por un cuervo, devuelve a nuestro protagonista a la vida para poder vengarse de aquellos que le mataron. A grandes rasgos la trama de comic y película son similares, excepto porque el comic no se centra explícitamente en el lado sobrenatural y existe como una doble interpretación de si eso ocurrió o no es más que la fantasía macabra de un comatoso Eric. Fuera de eso, la historia es insultantemente simple, una venganza de ultratumba que mezcla la oscuridad de Batman con el fanatismo del Conde de Montecristo y el armario satánico de Marilyn Manson. Sin embargo, el guion, aun en su simpleza, es perfectamente funcional y solvente, sin las idioteces propias del género como si la tienen las cintas de Paul W.S Anderson, que además de simples te vuelven paulatinamente imbécil con sus fantasmadas y chorradas varias. Por ejemplo, Blade, con el mismo exceso de lycra pero con la mitad de inteligencia. 

Mas o menos esto opina el cuervo de Blade

Además, el fuerte de la película, al igual que en el comic, no es su argumento: es su mundo. Ambas obras las rodea la malsana aura de la muerte, en el comic, la muerte de la prometida de James O’Barr fue el detonante de su creación -Y SE NOTA, MUCHO-, y la muerte de Brandon Lee, que era inevitable que no saliera en esta reseña el motivo principal por el que esta es una película de culto, está presente en toda la película. En El cuervo no hay lugar para la luz, todo es negro como la noche, incluso en las escenas diurnas o iluminadas el fulgor queda relegado a un punto, dando la sensación de constante claroscuro. La atmósfera es macabra, melancolica y claustrofobica, siempre es de noche y casi siempre llueve, cuando el protagonista recorre los tejados en unos fantásticos planos aéreos podemos ver que la ciudad esta retorcida sobre sí misma, el ambiente opresivo es palpable de principio a fin. Alex Proyas realiza un fantástico trabajo de dirección, sacando el mejor partido a las escenas con efectos muy vistosos, haciendo que todo se vea como un episodio perdido de Sin City, aunque con su identidad propia. En cuanto a estética, la película podríamos decir que es muy hija de su tiempo, aunque ha envejecido bastante mejor que Matrix o Dark City gracias a su sencillo argumento; luego volveré a esto.

El personaje del cuervo es interpretado con especial solvencia por Brandon Lee, mas a pesar suya que por su talento, pues al estar interpretando un personaje resucitado en circunstancias tan particulares le da una credibilidad que no podría lograr de otro modo, por desgracia. Produce una sensacion similar al Joker de Heath Ledger, salvando las distancias. Sin embargo, el Cuervo fílmico está bastante descafeinado en comparación al del comic, que está muy mal de lo suyo, con unos monologos delirantes y unas frases que, si bien algunas de ellas son míticas en la película, en el conjunto del comic tienen un significado mayor e, incluso, diferente. Es más, algunas de las frases que más se recuerdan de la película me suenan forzadas y rimbonbantes, como si por salir y sonar bien el comic tuvieran necesariamente que estar en la película. La caracterización de Brandon Lee, de todos modos, es sublime; y su cara de psicópata, acojonante.

¿Han dejado de balar los corderos, Clarisse? TSE-TSE-TSE



El resto del elenco de personajes está bien, excepto los villanos, que sufren ese síndrome tan propio de los noventa que hacía que se vieran más como Looney Toones que como personajes reales. El rol del policía, la chica y el villano se le da mayor importancia que en el comic, y complementan muy bien al personaje de el cuervo, dotándolo de algo más de profundidad. La música diegetica es un mezcla de rock y punk que complementan a la perfeccion con el sordido cuadro que es Detroit; con la extradiegetica se permiten mas libertades y utilizan unas comedidas melodías de piano triste para enfatizar ciertos momentos, aunque ni destacan ni desentonan especialmente. 

Antes he dicho que el argumento de El cuervo no es su baza principal, hay un gran matiz. Es cierto que la trama es una historia muy simple, manida, que hemos visto muchas veces y que veremos muchas más; sin embargo, tiene un detalle que la hace fascinante, y que es donde reside la fuerza tanto del comic como de la película: la historia de amor. Aunque se trate de unos cuantos flashbacks y un cruento asesinato, o mejor dicho, precisamente porque se trata de unos cuantos flashbacks y un asesinato, sentimos una inmediata conexión, y una sensación de pérdida y tristeza universal. Queremos que el vengador fantasma triunfe porque esos hijos de la gran puta han matado algo que era puro y hermoso, y no hay nada que haga fluir más rápido la sangre en las venas que una venganza por amor, y más si es así de bestial. Esta premisa, unido al fatalismo que reina en toda la película, en ambientación, en caracterización, en la música, hace que el Cuervo fascine del mismo modo que fascina la muerte.

Bitch, please, I'm fabolous


Por separado, El cuervo puede cojear en aspectos de trama, actuación y efectos, salvando la magnífica dirección y el opresivo ambiente gótico de Detroit, pero, en conjunto, El cuervo es más que la suma de sus partes, y mucho más que la película que mato a Brandon Lee por mas que se emperre mas de uno en lo contrario. En su época, tal vez la reacción fue exagerada y encumbraran a la película a un pedestal que no merece, pues sigue siendo una película de acción, una muy bien realizada, pero ni mucho menos El Padrino. Han pasado 21 años desde entonces, pero las reacciones que provoca siguen siendo las mismas, y, para mí, que la acabo de volver a ver, sigue siendo una gran película y una gran adaptación de un comic grandioso, de los que merecen leerse. 

domingo, 26 de julio de 2015

El abuelo que salto por la ventana y se largo

Justo cuando pensaba que los suecos solo podían cultivar el género de la novela negra con detectives serios pasando mucho frió o el cine de autor existencialista con actores muy serios pasando mucho frió voy y me encuentro con una de las películas más rocambolescas que me he echado a la cara en mi corta vida. Coged a Forrest Gump, un simplón que a lo largo de su vida ha vivido más experiencias de las que viviremos nosotros en siete reencarnaciones diferentes, dadle tendencias pirómanas y un centenar de años, haced que le persiga una mafia de moteros y, ale, ya tenéis el argumento de El abuelo que salto por la ventana y se largo. Ya de por sí, con un título tan largo podemos darnos cuenta de que no estamos tratando con una película normal y corriente, no, no, esta es una mierda muy seria. Basada en la obra homónima de Jonas Jonasson, muy probablemente mejor y más divertida que la película, un fenómeno editorial inesperado en 2009, siendo un best-seller mundial en relativamente poco tiempo, creo que por los mismos motivos con que he empezado a escribir esta reseña: porque no era una novela policiaca.

Allan Karlson, un anciano que acaba de cumplir los 100 años, decide abandonar por su propio pie el asilo en el que vive. Desde aquí, todo lo demás es una sucesión de anécdotas surrealistas cuyo detonante es el encontronazo con una maleta hasta las trancas de billetes “robada” a una mafia de moteros sueca. De forma paralela, la historia intercala numerosos flashbacks de la vida de Allan, plagada de personalidades famosisimas del siglo anterior y grandes, graaaaaandes cantidades de dinamita,  junto con la huida de la mafia en compañía de los numerosos compañeros que va encontrando a lo largo de su huida. No puedo ni quiero contaros mas, porque parte de la calidad de la película reside en su capacidad de sorprender. Y vaya que lo hace.

CHOO CHOO MOTHERFUCKA

Aun así, ya al principio al realizar una comparativa he sacado a relucir el fallo principal de la historia: en ningún momento deja de verse como una copia más surrealista pero menos inspirada de Forrest Gump. Nuestro protagonista no es retrasado, como Forrest, pero si algo simplón, y también tiene esa tendencia a mencionar la filosofía de madre en determinados momentos de la historia. Al igual que Forrest, la vida de Allan abarca cualquier acontecimiento histórico del siglo XX, en el que se ve involucrado activamente, incluso diría que más activamente que Forrest, y todo ello se nos relata en forma de flashbacks. Lo único que salva de este enfrentamiento a la película es que no tienen el mismo tono ni la misma intención: tras la capa de comedia de Forrest Gump se esconde una película con mucho drama y un bonito mensaje; El abuelo que salto por la ventana y se largo no, es una comedia desenfadada, y no trata en ningún momento de ocultarlo, ni incluso por esos intentos de mensaje reflexivo que toda película parece verse obligada a dar.  Y tampoco hay una Jenny a la que queramos estrangular con nuestras propias manos.

¡¡¡¡¡¡PORQUE ERES UNA ZORRAAA!!!!!

La película cumple su función, es divertidísima, desenfrenada, un bombardeo constante de anécdotas a cada cual mas absurda e hilarantes que no dan un respiro. Los personajes, que los hay a millares, son para troncharse: desde Allan, que es igual de encantador que Forrest pero con un toque mas macarra y destructivo, pasando por sus pintorescos compañeros de viaje hasta los villanos, histriónicos y chapuzas al más puro estilo Mortadelo y Filemón. No hay que olvidar que la película es sueca, y se nota en la forma de presentar la historia; al principio todo se siente muy extraño, los diálogos, los primeros flashbacks y la presentación, pero es cuestión de tiempo entrar en el juego de la película, aunque esos primeros minutos sean decisivos para decidirse a verla o no. Si los aguantas, la película se ve sola, si no, se te hará insoportable. También os chocara un poco el maquillaje que usa Robert Gustafsson –Allan-, que se nota muy artificial, no es como Benjamin Button, que daba mal rollo por lo bien que se veia un niño con cara de abuelo, aquí da mal rollo porque parece una máscara de carne pegada a la cara de un hombre de cuarenta años.

Es como si hubiera salido mal un trasplante de cara; o hubiera cobrado vida el injerto


Si lleváis un tiempo leyendo mi blog veréis que no soy muy amigo de decir “la novela es mejor que la película”, pero en este caso lo tengo muy claro. El fuerte de esta historia son las anécdotas de las que se compone, y el libro tiene 400 páginas, ergo muchísimas más anécdotas e historias. Ya solo por eso debe superar a la película, que no deja de ser una versión condensada del material original. Es por eso que antes de leeros el libro veáis la película, porque si no si es verdad que no os va a gustar. Pero, si queréis echaros unas risas y no sois mucho de novela humorística, os recomiendo esta película, es mejor que media producción de Adam Sandler y los mongolos de sus comparsas. Palabrita del niño Yisus. 

Hoy os voy a lanzar una propuesta a todos vosotros, mis lectores. Quiero que seáis vosotros los que elijáis la siguiente reseña. Podéis elegir cualquier película o album, libros también, aunque si es largo probablemente la reseña se dilate bastante, así que nos centraremos únicamente en estos dos.
¡Sed libres de elegir la que mas os guste, sin miedos!

miércoles, 22 de julio de 2015

Philip K. Dick - ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Autor: Philip K. Dick
Titulo: Do Androids Dream of Electric Sheep
Idioma original: Ingles
Publicación: 1968
Edición: Edhasa
Recomendación: 8/10







Pese a tratarse injustamente de uno de los géneros mas infravalorados y vilipendiados, creo que en la ciencia ficción, en el género al completo, se encuentran las obras que mejor definen al ser humano como especie, reflejando tanto sus cualidades como sus defectos. El género nació como una inevitable representación de la insaciable curiosidad del ser humano y su afán, altruista o egoísta, por alcanzar los limites que para nuestros ancestros eran inabordables: abandonar el mundo que nos vio nacer, visitar a nuestros celestes vecinos del sistema solar, conquistarlos, hacer de ellos nuestros hogares, explorar el universo conocido, trascender a nosotros mismos como especie y alcanzar esa conciencia superior que roza a una hipotética divinidad. Aunque, por supuesto, en el ser humano, por pesimista que suene, posee muchos más defectos que virtudes, y no tardo en llegar a los libros, películas y comics del género: distopias autoritarias de toda índole, mundos post-apocalipticos producto de nuestra autodestructiva naturaleza,  esclavitud de otras especies, conquista, el complejo de Dios malencarado, presentes alternativos mucho peores que el actual, o combinaciones de todas estas tramas. Y si hay un autor que supo fusionar todos estos elementos, unidos a la gran inventiva e imaginación que el género permite, ese es sin duda Philip K. Dick.


Aunque en su época no fue reconocido, salvo por la esfera underground, actualmente varias de sus obras han sido adaptadas al cine con mayor o menor éxito, entre ellas el clásico de la ciencia-ficción por antonomasia, y adaptación de la novela que os traigo hoy, Blade Runner. Si por algo destaca la obra de Philip K. Dick es la imaginación desbordante que poseen sus tramas y el elaborado desarrollo de las mismas, pese a estar escritas la mayor parte de las veces en un estilo muy pobre y con tendencia a los delirios psicodélicos; porque el pobre Philip era esquizofrénico, y como en los cuadros, eso se nota mucho a la hora de escribir. Es más, puede hacerse un seguimiento de cómo la enfermedad fue devorando poco a poco su mente, partiendo de sus primeras obras, las más reconocidas, a las ultimas, pura locura.

Otro ejemplo, mas visual, de la esquizofrenia en el arte son los gatos de Louis Wain

Voy a intentar que esta reseña no se convierta en una comparativa entre novela y película por dos motivos: el primero, porque considero que Blade Runner es una libre interpretación que una adaptación propiamente dicha, aunque el armazón en el que se sujeta la trama a rasgos generales sea muy similar; y segundo, porque se diferencian en tanto que si tuviera que señalar cada diferencia esta reseña seria más larga que el libro; aunque puntuales menciones serán inevitables, aviso. Como he dicho, la trama del libro y la película se solapan: Rick Deckard es un cazador de recompensas al que han asignado “retirar” a 6 andrillos Nexus-6 –androides idénticos a los seres humanos en apariencia y comportamiento- llegados desde una colonia espacial como inmigrantes ilegales y cuya presencia en la Tierra está prohibida. Toda la historia ocurre en el alternativo año de 1992, tras la llamada Gran Guerra Terminal que ha devastado la Tierra, cubriendo la atmósfera de polvo radioactivo provocando degeneración progresiva de la humanidad, obligada a emigrar a otras colonias espaciales como Marte; la Tierra, sembrada de antaño exuberantes metrópolis, es un planeta practicamente despoblado.

A Pip Boy este mundo le pone teta


La historia se podría clasificar como una novela negra clásica con un contexto de ciencia ficción. Hay una investigación y unos “criminales” que deben ser capturados por un investigador, nuestro protagonista. Pero,al igual que en Blade Runner, la trama central  es simple y accesoria. lo más importante de la novela es su contexto post-apocalíptico y la representación que hace de la decadente civilización. Hay un tema principal  en la novela, la realidad como concepto. Como he dicho antes, Philip K. Dick era esquizofrénico, y esa sensación de extrañeza del mundo, como si lo que viviera no fuera real o fuese una pesadilla la traslada a sus novelas, y es en esta donde todos los elementos ayudan a la hora de transmitír al lector esta extrañeza y desfiguración. En caso de Blade Runner, que trata la identidad, el que nos hace humanos, se juega mucho con la relación entre Deckard y los replicantes; en la novela se centra mas en la empatia. 

Las relaciones sociales ahora se apoyan en una religión global, llamada Mercerismo, que se sustenta en la interacción con un ente superior llamado Mercer (Un ser que incluso es tachado de fraude a veces) mediante unas maquinas llamadas cajas de empatía, que permiten controlar los sentimientos y, por decirlo malamente, meternos en la cabeza de otro usuario para sentir lo que él siente. La sociedad obligada a vivir en la Tierra, esta tan alienada que hasta los andrillos nos parecen más humanos; es más, el titulo de la novela remite a la oveja artificial que Deckard tiene en casa. Uno de las preceptos del Mercerismo es el deber de cuidar un animal, como un tesoro, pues tras la guerra la mayoría se extinguieron, y quien no puede permitírselo debe conseguir una copia artificial para mantener su estatus social. Tan importante es la tenencia de un animal que hasta Deckard parece querer más a los animales que a sus congéneres. Así, el hecho de que los andrillos y los animales artificiales sean copias perfectas, sin ser afectadas por la radiación, y en el caso de los primeros incluso más humanos, unido a una religión que utiliza maquinas para que los individuos se relacionen unos con otros y que, para colmo, podría estar basado en una deidad falsa, hacen que toda la obra baile sobre el límite entre lo real y lo falso, distorsionando la realidad y jugando tanto con Deckard como con el lector. Es fabuloso el trabajo del autor, todo esta hilado perfectamente y no se usa una simbología pedante ni rebuscada, todo esta ahí y dispuesto para interpretarse. Y para colmo, este solo es el tema principal, hay muchos otros subtemas, como la identidad (como en Blade Runner) o la decadencia de la especie.
Mirad, un palo-selfie cyberpunk

Sin embargo… no es perfecta. Y aquí es cuando pienso afilar bastante los cuchillos, y ponerme hasta algo sibarita. Para empezar, Philip K. Dick no sabe crear tensión narrativa, se pisa el mismo los propios pies y mata sus giros argumentales al regodearse en exceso en ellos. Os pondré un ejemplo que ocurre al poco de empezar. Cuando Deckard conoce a Rachel la somete al test Voight-Kampff, el test para determinar si se es humano o andrillo, y se descubre que es un andrillo. Al principio lo niegan pero luego lo reconocen, queriendo engañarlo para jugar con él y librarse finalmente de su inspección, Deckard se enfada, empiezan a discutir, vuelven a realizar el test, y el tono cambia completamente: Rachel es un andrillo, y al principio Rachel y su creador fingían que ella lo era, pero luego se descubre que ella no lo sabía, y que solo estaba siguiendo la corriente. Es excesivamente confuso, esta escena, que en el libro son 5 paginas, en Blade Runner no dura 3 minutos: Deckard hace el test a Rachel, habla con el creador, le comunica el veredicto, y termina por preguntarle si ella lo sabe. Sencillo y conciso; en el libro la conversación acaba así, tal cual, coma a coma, pero para ello antes hemos tenido que soportar un confuso juego de tira y afloja sin sentido que ha matado a un muy buen giro argumental. Y esto por desgracia suele ocurrir bastante, porque si Philip K. Dick suele ser lo suficientemente sutil en sus símbolos como para no bombardearte con ellos, utiliza fatal las relaciones entre los andrillos y Deckard, siendo especialmente insistentes y machaconas y repitiendo los mismos conceptos una y otra vez, lo que lastra mucho a una novela por lo demás corta, de menos de 213.

No se vosotros... pero no quiero estar en la siguiente escena

Otro problema es lo mal que maneja el ritmo narrativo Dick. Hay partes en las que no dejan de ocurrir cosas, y en otras no ocurre absolutamente nada, y otras veces, simplemente… no sabes que cojones está pasando, porque te falta información. Y esto ocurre sobre todo al principio del libro y es un gran problema del género: la ciencia ficción pura es inmisericorde. Da por sentado que sabes lo que es todo y como se estructura el universo para así desarrollar sus elementos de una forma más natural y orgánica. Pero hasta que te habitúas al universo han pasado, no sé, 50 páginas; suficientes como para continuar o dejar la novela ahi, olvidada. Hay otro defecto, aunque este es enteramente subjetivo. En la novela Roy Batty no tiene ninguna importancia, y era mi personaje favorito de la peli... y yo quería a Roy...

Estupido y sensual Roy...

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? crea uno de los mejores retratos de una sociedad apocalíptica y, al igual que harían muchas obras en los noventa, hace la mejor reinterpretación del mito de la caverna de Platón al tenerte constantemente dudando de lo que si ves es real o un inteligente juego de sombras. Philip K. Dick compensa sus fallos formales con una imaginación desbordante y un uso brillante de su simbología y metafisica. Es una lectura recomendadisima, el igual que la película que, aun difiriendo tanto en sus temas, ambas hacen una importante reflexión sobre que es ser un ser humano, probablemente la mejor. 

jueves, 9 de julio de 2015

La invención de Hugo

¡Por fin soy libre, por fin puedo dedicaros el tiempo que prometí al comenzar este blog! Ahora voy a poder actualizar muchísimo más rápido y no tan esporádicamente como antes, podre reseñar más libros, mas películas y más discos, incluso hacer alguno que otro top 10, que me encantan.  Así que vamos a empezar el verano con una película que hizo que uno de los directores más borricos del Hollywood dejara en entredicho, según los más críticos, toda su carrera.  Y es que si estrenas el 2010 con uno de los mejores thrillers psicológicos (Shutter Island) y en 2013 te solazas mostrando los excesos y la faceta más gamberra de Wall Street (El lobo de Wall Street) no puedes hacer  La invención de Hugo entre esas dos y esperar que la gente como minimo no se incomode en la butaca. Más que nada, porque esta película no parece de Scorsese, parece más un encargo a Scorsese con su gato de por medio como rehén. Con esto no digo que la película sea mala, pero el bueno de Martin tiene unos zapatos muy grandes que ocupar, y muy buenas películas a sus espaldas; lo mejor que podemos decir de ella sin pasarnos es que es mediocre en su desarrollo, pero  loable en sus intenciones. Pero hablemos con algo más de profundidad.
Hugo es un joven huérfano de no más de 11 años que vive solo entre las cañerías y zonas de mantenimiento de la estación central de Paris arreglando los relojes y sobreviviendo como buenamente puede tras la desaparición de su tío alcohólico. El único acompañante de Hugo es un autómata estropeado, herencia de su padre, que intenta arreglar con sus escasos medios, robando las piezas que necesita de la juguetería de la estación. Una noche es sorprendido por Papa Georges, el dueño, que le confisca la única herramienta para arreglar al robot: el cuaderno de su padre. Con ayuda de la sobrina del dueño, Hugo intenta recuperar su libreta y desvelar los misterios que encierra el autómata y conocer la historia de Papa Georges.

¡¡¡¡¡¡¡¡ES STEAMPUNK!!!!!!!!
Aunque no en lo narrativo, en lo formal esta película sobresale muchisimo. La fotografía es muy buena, y queda demostrado por el travelling que abre la pelicula, enfocando la estacion poco a poco, y el primer plano secuencia en que seguimos a Hugo por los ocultos pasadizos por los que se mueve. El diseño de los escenarios y de vestuario son exquisitos, oscilando entre el realismo de los años 20-30 y la fantasía folletinesca de fin-de-siecle; estos últimos particularmente atractivos. Ya de por si el tema de los años 20 me encanta, pero es que aquí los vestidos, los trajes, los abrigos y los uniformes se ven geniales. Lo que es sorprendente es que con el cuidado que tiene la fotografía destaquen tantísimo, y para mal, los efectos por ordenador. Creo que esto se debe porque fue la primera experiencia que tuvo Scorsese con las cámaras 3D, pero el resultado a veces es horroroso, y más para una película de 2011, cuando ya habían estrenado Los Vengadores, que te pueden gustar más o menos pero con una incuestionable calidad visual. La música, al igual que la fotografía, es muy adecuada para el contexto en que se mueve la película, es una música muy inmersiva que recuerda a veces a el Gran Hotel Budapest, por el uso de la balalaika, más que nada. Es de Howard Shore, el mismo que estuvo tras las partituras de El señor de los anillos, su fama le precede.

Para que veais que no miento, la pelicula se ve muy bien
Ahora bien, entramos en la trama, y al igual que en Los vengadores el que te veas de maravilla no significa que vaya a eclipsar toda la simpleza y todos los fallos de guion que tienes: aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Porque fallos de guion grandes esta película no tiene, únicamente situaciones forzadas y muchas casualidades, pero la historia es simple como el mecanismo de un chupete y tremendamente infantil e insulsa. Partiendo de la base de que el resumen que os he mencionado antes es la totalidad de la trama, que esta repleta de persecuciones absurdas y momentos tontísimos que podrían perdonarse por estar basada en una novela puramente infantil; pero la mayoría no son defectos del libro, es material original, a su pesar. El último párrafo se lo dedicare a los momentos en que la película mas brilla, cuando abandona al argumento. Ahora toca seguir poniendo a caer de un burro a Hugo. Y hablando de Hugo…
Hugo es soso, pero soso soso. Un niño ni malo ni bueno, ni listo ni tonto, y si habéis visto El juego de Ender, podréis ver que el registro que maneja Asa Butterfield es el mismo, hasta el punto de que si te pones las dos películas por separado, en dos monitores distintos, y agitas la cabeza freneticamente, cuando vuelvas a enfocar seras incapaz de diferenciar cual es Ender y cual es Hugo. A su favor diré que el chaval tiene unos ojos hipnóticos, parece sacado de esa peli de terror de los niños siniestros. Chloe Moretz interpreta a la sobrina del dependiente, una muchacha que te la hacen ver como excéntrica y alocada, cuando es una niña normal que lee mucho y que suelta de vez en cuando referencias a libros, pocas de ella acertadas. Como una en que Hugo la lleva por las tramoyas de la estación y dice: “me siento como Jean Valjean”. Pues joder, no sé en qué momento Valjean se dedico al funambulismo freelance, será que entre persecución y persecución tenía que entretenerse. También la vemos devolver al bibliotecario un libro de 300 páginas que dice ser David Copperfield, je, je… No. Perdon por ser quisquilloso, pero es que cosas así me llaman mucho la atencion cuando están mal, es un defecto mio, no de la peli. A favor de la joven actriz diré que parece mucho más humana que Ender y más creíble como niña, pero claro, hasta el autómata esta más vivo que Hugo.

Somos Asa Butterfield y vuestras almas ahora nos pertenecen...
Pero tenemos muchos más personajes. Tenemos a Papa Georges (Ben Kingsley), un hombre bastante amargado, torturado por su pasado, melancólico y gratuitamente cruel, el cual parece ser el defecto general de muchos de los personajes de esta historia, que al final en su evolución se convierte en el personaje más adorable y querido de la historia, al igual que su mujer. También tenemos la impenitente presencia del vigilante de la estación (Sacha Baron Cohen), que quiere ser algo así como una mezcla entre antagonista y alivio cómico y lo único que consigue ser es un Jar Jar Binks vestido de Javert. Sacha Baron Cohen tiene esa difícil cualidad de sobrar en una película, al igual que en Los miserables. Los demás personajes no importan mucho, solo añadiré al bibliotecario porque lo interpreta Christopher Lee, que dios lo tenga en su gloria, que solo necesitas verle en pantalla para prestarle atención. Así de imponente es, aunque no haga nada de nada. Y tiene huevos que tengan a Jude Law en el reparto y salga 5 minutos, tiene huevos...

AND I'M JAVERT¡ DO NOT FORGET MY NAME¡
La invención de Hugo fracasa al intentar contar una historia solida pero triunfa en llegar al corazón, sobre todo al corazón de aquel que ama el cine tanto como un servidor. Hugo tiene la capacidad de emocionar, los momentos en que los protagonistas y otros personajes describen al cine como ese arte de transformar los sueños en la realidad y de la pasión con la que estos artistas, estos escultores de sueños, los llevan a cabo. Cada fotograma de la historia de Melies es puro cine, genuino, tierno, y emocionante cine; un cine único cuyo propósito era el de excitar la capacidad de imaginar y maravillarnos, cuando solo buscaba sorprender, sin importar las tramas solidas y complejas y las grandes actuaciones y presupuestos. Tal vez Hugo quería convertirse en algo así, una cinta como las de principio de siglo y que su única pretensión fuera la de excitar la imaginación del espectador con una historia sencilla, infantil, pero fantástica. Sin embargo, todo esto se convierte en un quiero y no puedo. 

Hugo es solo un filme torpe que fracasa como película pero logra con creces el que creo era su mas factible propósito, ser una carta de amor al cine, un bonito homenaje con unos bonitos decorados. Tal vez sea solo por esos grandes momentos por los que os recomiende verla, en el fondo. Si amáis el cine de corazón, dadle una oportunidad a Hugo, dejaros llevar por Melies. Quien sabe, quizá a vosotros os guste mas la historia que a mi y tengáis ese valor añadido. 

viernes, 3 de julio de 2015

Camel - The Snow Goose


1- The Great Marsh
2- Rhayader
3- Rhayader Goes to the Town
4- Sanctuary
5- Fritha 
6- The Snow Goose
7- Friendship
8- Migration
9- Rhayader alone
10- Flight of the Snow Goose 
11- Preparation
12- Dunkirk
13- Epitaph
14- Fritha Alone
15- La Princesse Perdue
16- The Great Marsh

Cuenta la leyenda que, en sus origenes, este blog tambien reseñaba albumes de musica. Han pasado mas de 3 meses pero por fin he decidido desempolvar el tocadiscos pues, como ocurrio con la primera entrada de Alan Parsons Project, he encontrado una obra de rock en la que se combina la música con la literatura, todo gracias al añejo rock progresivo de los 70, aunque bastante alejado del popular Pink Floyd pese a lo famosos que fueran en su epoca. Os hablo de Camel y su disco The Snow Goose.

Camel fue una banda britanica de principios de los setenta con un sonido muy particular. Combinando jazz, musica orquestal, sintetizadores y elementos clasicos del rock, Camel poseia un sonido envolvente y evocador pero endiabladamente frenético, como las largas suites de Whiplash, creando canciones casi exclusivamente instrumentales y de una longitud que las hacen imposibles escuchar en formato de radio. Tambien fueron los que llevaron el album conceptual, un recurso muy usado en el rock progresivo en el que cada cancion forma parte de un todo indivisible y que obedece a un mismo elemento o intenta contarnos una historia, a su maxima expresion. Hoy os traigo, precisamente, el que considero uno de sus mejores trabajos, una pieza conceptual de 43 minutos (que no os engañe la separación en canciones, todas las piezas están perfectamente hiladas unas con otras) en la que se nos narra la novela corta El cisne blanco de Paul Gallico. Esta reseña tal vez quede un poco larga pues pretendo contaros la historia, que es une verdadera preciosidad, y explicar que ocurre en cada una de las piezas. Os voy a dejar, tambien, el link arriba del album al completo, para que podais escucharlo conforme avanzáis en la lectura. Si por algun casual se os hace dificil digerir el album al completo o no os gusta, sois libres de quitarlo, pero os recomiendo encarecidamente que leáis la historia del cisne blanco, no os arrepentiréis.



-The Great Marsh: A modo de introducción, The great marsh nos da la bienvenida con un evocador sonido de aves marinas y suave marejada a los que se une gradualmente unos cánticos femeninos, casi de sirenas, que nos transportan a un paisaje desolador donde el mar ha recuperado el terreno que antaño fue escenario de una triste historia de amor entre un hombre, una mujer y un ave, testigo de todo lo ocurrido. Ya hacia el final los tenues acompañamientos orquestales nos hacen viajar al pasado, junto a nuestro deforme pero bondadoso protagonista. 

-Rhayader: Allá por los años 30, Philip Rhayader vivía aislado del mundo cerca de la playa a causa de su cuerpo maltrecho y deforme: era jorobado, con una enorme barba y un brazo atrofiado. Sin embargo, su grotesco aspectos contrastaba con su noble corazón y su sensibilidad natural. Era, ademas, un consumado pintor de aves. La pieza de presentación se centra exclusivamente en sus cualidades mas personales: es una música llamativa, muy viva y colorida, llena de matices.

-Rhayader goes to the town: Rhayader iba únicamente al pueblo para comprar lo indispensable para sobrevivir, suscitando numerosos comentarios por su aspecto. Sin embargo, el comienzo de esta pieza es igual de enérgico y animado que la anterior, conforme la pieza avanza la música se asienta, sugiriendo entereza, firmeza, pero sin animosidad: Rhayader ha llegado al pueblo, y la gente comienza a inquietarse. Ambas melodías, la animosa y la sobria, se van enfrentando y superponiendo la una con la otra, como reflejando el trato de los ciudadanos y la indiferencia del buen Rhayader. Al contrario de lo que podéis pensar, nuestro protagonismo no guarda resentimiento, no es un misántropo. Sus placeres eran la compañía de sus aves y su bote de remos con el que se perdía en el mar durante días y que manejaba ayudado de su brazo sano y su boca. 

-Sanctuary: Rhayader vivía en una cabaña junto al faro rodeado por sus aves, a las que había construido un santuario. Así de placida transcurría su vida, hasta que, un día la calma se vio interrumpida.

-Fritha: Un día, una pequeña niña de no mas de doce años llego al faro, temerosa. Llamo a la puerta y, sobreponiendose al estremecedor aspecto de la figura que en el umbral se perfilaba y de la que tantas leyendas contaban los pescadores, le mostró lo que llevaba entre sus brazos: un precioso ganso blanco. 

-The Snow Goose: Era un ganso blanco de Canada, un Snow Goose en ingles, al que habían herido de un disparo en un ala. En esta pieza se repite una frase musical ya escuchada anteriormente en Sanctuary y que se convertira en un tema recurrente del album. Ayudado por Fritha, Rhayader cura el ala al ganso y lo bautizan como La princese perdue (la princesa perdida). A partir de entonces Fritha se vuelve una visitante habitual del faro.

-Friendship: Siendo el ganso el punto de unión, nace una amistad entre el hombre y la niña. Se trata de un tema juguetón, con un uso del viento que parece reflejar los graciosos andares del ganso herido. En este tema también aparece otra pieza recurrente del album.

-Migration: Una mañana de junio, el ganso emprende el vuelo y parte con el resto de las aves para continuar con su migración. Fritha y Rhayader lo observan marcharse. Vuelven aparecer los conos atonales, esta vez masculinos, con mucha energía.

-Rhayader Alone: con la partida del ganso, las visitas de Fritha terminan y Rhayader vuelve a estar solo, tal vez mas solo que antes. Ese verano pinto a Fritha con la princesa perdida, aun herida, en sus brazos. En una canción inmensamente triste, que me recuerda muchisimo a La petite Fille de la mer, de Vangelis, que reseñe en otra ocasión.

-The Flight of the Snow Goose: en esta pieza, el sonido se va definiendo progresivamente, representando el regreso del ave al faro. Luego, se escucha otro tema recurrente de la obra, que indica la alegría del ermitaño al ver llegar al ave. Tal es su alegría, que manda avisar a Fritha, que vuelve a visitar al faro coincidiendo siempre las llegadas y partidas anuales del ave. Así, cuando el ave llegaba también lo hacia Fritha, y cuando esta marchaba lo mismo ocurría con la chiquilla, así cada año. Un año, cuando mando llamar a Fritha, se encontró, para su sorpresa, conque esta habia dejado de ser una niña. Una tarde de 1940, mientras Europa era azotada por la guerra, nuestros protagonistas observan la partida del ave que, poco después de marcharse, vuelve a aterrizar, sin intenciones de proseguir con su migración. "No se ira mas. Ahora este es su hogar y lo escogió libremente" Dijo Rhayader. El encanto que el ave ejercía sobre Fritha desaparece, y solo quedan ellos dos en la playa, con las palabras de Rhayader aun flotando sobre la brisa marina, diciendo mas cosas de las que el, sintiéndose mas monstruo que hombre, se atrevía  a decirle. Algo extraño surgio en su interior, un subito nerviosismo, que la obligo a despedirse. Rhayader apenas atino a despedirse.

-Preparation: Pero Fritha regresa al día siguiente, ya no por el ave. Por eso aunque la música sea triste no llega a ser desoladora como en las anteriores ocasiones. La melodía que habíamos escuchado anteriormente en Friendship vuelve a sonar, esta vez sin el aura juguetona, si no mas contenida y seria. Fritha encuentra a Philip preparando el bote para una larga travesia. Le explica que viaja Dunkerke con la intención de socorrer a los soldados atrapados en el mar, a los que dice que están cazando como aves, las mismas a las que ellos ayudaban a cuidar, y que eso le permitiría sentirse un hombre completo, útil. El resto del tema es una tonada sombria y repetitiva, reflejando los temores que siente la chica que por fin comprende cuanto le importa Rhayader. Antes de partir, Fritha le promete cuidar del santuario y se despide de el. La princesa perdida sale volando y sigue al bote. "Cuidalo" Dice Fritha, observando como hombre y ave se pierden en el horizonte.

-Dunkerke: Dunkerke es un puerto frances famoso por un dramatico episodio de la Segunda Guerra Mundial en que miles de soldados aliados fueron arrojados al mar, hostigados por los barcos y la aviacion alemana, y barcos de todo tipo se prestaron a socorrerlos bajo el incansable fuego enemigo. De esos dias se cuentan multitud de historias, entre ellas, una cuyo protagonista es un ganso blanco que sobrevolaba a los heridos desamparados ignorando los proyectiles que silbaban a su alrededor; poco después la aparición de un bote de remos pilotado por una oscura figura les rescataba. El ave se convirtió en un espíritu profético: todo aquel que lo viera en el mar seria rescatado. El tema es épico va in crescendo hasta acercarse al final de la pieza, donde el dramatismo abandona cualquier tipo de epicidad, volviéndose simplemente frenético. En esos dias de guerra también se cuenta otra historia, en la que barco ingles avistó un bote con un ganso posado en su mástil. El tripulante yacía muerto en su interior asido a sus dos remos. Frente al bote, habia una mina, que si no hubiera sido por la súbita aparición no hubieran podido evadir, condenando a la tripulación entera. Detonaron la mina y el bote, junto a su inerte timonel, desaparecieron en el fondo del mar; el ave sobrevoló la escena tres veces hasta que, finalmente, emprendió rumbo al oeste. 

-Epitaph: Se repite el mismo paisaje de Preparation: los temores de Fritha se han hecho realidad.

-Fritha Alone: Durante el tiempo en que Rhayader estuvo en la guerra, Fritha se habia hecho cargo del santuario y del faro, visitando cada una de las habitaciones en las que el ermitaño guardaba sus numerosos cuadros. Fritha se topa con el suyo, aquel que pinto cuando aun era una niña, sosteniendo al ganso entre sus brazos infantiles. Fue la unica vez que pinto al ganso, aquel ave que habia unido sus destinos y que se acercaba lentamente a la costa para avisarle de que nunca mas volverian a verse...

-La Princese Perdue: Ya no es Rhayader quien observa el regreso del ave al hogar, sino la muchacha, que comprende perfectamente el mensaje. Todo el amor que sentía se manifiesta por fin en forma de lagrimas que resbalan por sus mejillas. El espíritu que en la guerra trajo esperanzas ahora lleva la desazón, y la joven se siente volar junto al ave, percibiendo el mensaje que esta le llevaba: "Fritha, mi amor ¡Adios, mi amor!. Y ella le respondia: "Te quiero, Philip". El ganso vuelve a marcharse, pero la chica ya no ve al ganso que criaron juntos, ve al alma de Rhayader, despidiéndose para siempre; la melodía que antes había marcado el inicio de la relación finalmente la cierra, que encoge el corazón por el sentimiento de sus notas y la agridulce tristeza que emanan de estas. Fritha siguió visitando el faro y alimentando a las aves hasta que un día un piloto aleman, confundiendo la luz del faro como un barco enemigo, bombardeo la zona, destruyéndolo todo. Aquella tarde, la joven encontró únicamente ruinas humeantes y gaviotas en el cielo.

-The Great Marsh: los sonidos del mar nos devuelven al presente, la historia ha terminado.






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