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sábado, 31 de enero de 2015

Arthur C. Clarke: Canticos de la Lejana Tierra

Portada con los thalassianos
Arthur C. Clarke, poeta del cosmos, pilar de la ciencia ficcion junto a grandes nombres como Isaac Asimov o Robert. A Heinlein. Suyos son argumentos que a día de hoy se han convertido en tropos indispensables del genero, como el descubrimiento de tecnología abandonada de otras razas que potencian las capacidades humanas lo suficiente como para romper las ataduras que nos atan a la Tierra; suyo es, también, el honor de haberme hecho descubrir un genero que antaño no solo no me atraía, sino que me repudiaba.
Llegue a este libro de casualidad, al enterarme que era el material original en que se basaba la obra de Mike Oldfield, The Song of the Distant Earth, álbum al que amo tanto como a este libro. Seducido por la música casi espiritual de Oldfield, me sentí irremediablemente atraído hacia este libro y, finalmente, lo leí. Y Dios mio, porque tardaría tanto... Creo que es de justicia avisar que esta no va a ser una reseña muy objetiva, y que si la comparo con el Quijote no os extrañe a ninguno. 

Cánticos de la Lejana Tierra es un magistral éxodo a las estrellas, una elegía a todo lo que fuimos y un viaje lleno de nostalgias y reflexiones. A Clarke siempre se le achaco ser demasiado sesudo, de dedicar siempre mas protagonismo a los adelantos tecnológicos y a la ciencia dentro de la novela que a los personajes que por ella deambulaban, como cascarones vacíos. En esta novela, sin duda, le quiso dar una bofetada de revés a todos sus detractores, pues aquí se invierte completamente el registro. Estamos ante un Clarke, como digo, reflexivo, muy emocional y con toque melancólico. El grueso científico de la novela se encuentra al principio, donde Clarke nos expone porque se destruye nuestro Sol, fuente de vida y también de muerte, y la tecnología necesaria para abandonarla; toda esta introducción científica recuerda mucho a Interstellar, donde el medio para abandonar el planeta y la repoblación de la especie son muy similares -pero eso me lo guardo, spoilear Interstellar o Canticos merece una muy horrible tortura testicular-. Lejos ya de esa introducción, abandonamos, a bordo de la Magallanes junto a los restos de la humanidad, un Sol agonizante que entra en estado de nova rumbo a Thalassa, una de las pocas colonias exitosas que ha evolucionado independiente de la humanidad de la que partió como simples genes en criogenia. Y es en esta parte donde comienza la novela de verdad. Cánticos de la Lejana Tierra cuenta el choque de dos culturas, de dos humanidades separadas a años luz del tiempo y del espacio, y es maravilloso como Clarke lo describe: es tan humano, cargado con tanta emoción y melancolía que cuesta no pensar que sera de nosotros cuando el Sol finalmente se apague o terminemos los unos con los otros. Es muy interesante conocer como es la sociedad Thalassiana, una sociedad casi utópica, que creció al amparo de maquinas educadoras que se ahorraron de explicarles conceptos como la religión, la ética y la moral. Casi podría concebirse como una sociedad edénica. No quiero contar mas de esta obra, porque terminaría por desmenuzar cada frase, cada personaje y cada momento emotivo. Solo me resta recomendarla fervientemente como una obra maestra del genero, y un pilar mas en la literatura.
Otra portada con el disco de Oldfield. Algún día le tendré que dedicar una reseña

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