¡Ay, la juventud de hoy en día! ¡Irresponsable, viciosa, degenerada, amoral y sin valores, una mili es lo que necesitan los jóvenes, que los metieran en vereda! Estoy seguro que mas de uno ha escuchado estas sentencias de abuelo cebolleta, aunque seguro que no con palabras tan suaves. Y es que en esta España de olor naftalina, si no se educa castrensemente, te sale el hijo yonki, o peor: comunista. Algo así defendía la mili, el campamento scout fascista que pretendía convertir barbillas peladas en hombres de crespo pelo en pecho, y que se mantuvo aun en los primeros años de la democracia porque, claramente, nadie voto a Kodos. Habían algunos que si disfrutaban del servicio militar voluntario, aquellos muchachos provincianos que no habían visto nada mas que sus pueblos y que se encontraban de repente en las playas canarias, Marruecos o en Chafarina; habían otros que se adaptaban rápidamente, porque eran mas psicopatas que el sargento de La chaqueta metálica o porque de verdad disfrutaban de la disciplinaria vida militar. Pero si alguno de vuestros padres os ha hablado de ella, para la gran mayoría fue un recuerdo muy amargo; y si la mili te toca en Euskadi, a principios de los ochenta, la mili no es un recuerdo amargo, es una pesadilla.
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GRRR, !!!WOF, WOF, WOF¡¡¡ |
Esto fue lo que le ocurrió a Antonio Muñoz Molina, escritor jienense, el mas reciente ganador del premio Príncipe de Asturias, y con obras sobre la guerra civil, la posguerra y la transición que le han convertido en la voz de toda una generacion y le han encumbrado como de los mejores narradores españoles actuales junto a nombres igual de excelsos como Javier Marias o Enrique Vila-Matas. Esta novela, que mas debería considerarse memorias, es toda la experiencia vital de un joven estudiante barbudo en el peor lugar de España en el peor momento posible.
El libro comienza como he dicho como unas memorias de la mili cualquiera, narrando los sucesos que espera uno encontrarse en un campamento militar: oficiales ladrando, veteranos haciendo la vida imposible a los nuevos reclutas, la instrucción, las marchas, las galerías de tiro en resumen, el anquilosado modo de vida del ejercito español de la época. A la llegada del recluta Antonio a Euskadi, todo el relato cambia y se convierte en un retrato de la sociedad en la época en que ETA se cobraba una o mas victimas semanales. Aquí es donde mas de uno podría arquear una ceja: ¡Ya vamos a demonizar! Yo no pienso entrar a ese juego, así que guardare un respetuoso silencio, pero me tomare la libertad de bajaros esa traviesa ceja. Antonio Muñoz Molina no es cualquiera, y no cae en el maniqueismo barato, ni se demoniza ni se ensalza a ningún bando; mejor dicho, no hay bandos, solamente nos cuenta lo que el vivió, las circunstancias, y sus sentimientos, casi todos de pavor. Lo que si que me vais a permitir es hacer una reflexion puramente personal, y es que ETA por entonces si se cobraba victimas diarias y cometia asesinatos a sangre fria; eso no es demonizar, eso es un hecho, y lo vais a ver narrado con palabras mucho mas duras que las mias que, a mi parecer, son las que merecen actos así.
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Normal que acabaran así: en el campamento no habia Wifi... |
El estilo de Muñoz Molina es muy personal, con frases inacabables, subordinando hasta llegar exhausto a un ansiado punto y seguido. Hay muchas emociones y sensaciones, mucha melancolía y nostalgia confusa, entre amarga, por la experiencia en si, y genuina , por los compañeros que le dieron un consuelo en ese entonces ahora desaparecidos u olvidados. Es, ademas, como he dicho antes, un relato de una época muy dura de la historia de España, en la que no me pienso meter, pero que no pienso ni olvidar ni suavizar con palabras amables, como he hecho anteriormente. Es una lectura recomendable, casi diría que necesaria para comprender nuestra historia mas reciente; acérquense sin miedo, pero acérquense.
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Acercaos sin miedo, niños... |
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