La historia trata de la vida de una pareja de recién casados para lo que todo es felicidad, amor, cariño, y diabetes, mucha diabetes. El marido, con frustradas ambiciones literarias, trabaja como guionista, y la mujer como ama de una casa monisima recién estrenada. Un día, algo rompe esta monótona felicidad, y aquí es donde comienza El desprecio, una espiral de odio que se enreda mas y mas, ahogando al lector casi tanto como al protagonista. Junto a el, tratamos de encontrar una respuesta al porque de este odio, ¿porque de un día la persona a las que mas amaba y de la que creía era amado de repente lo desprecia?, ¿Como acabo?, ¿Que hice mal?, y multitud de ¿y si hubiera...? a cada cual mas angustioso.
Este tiroteo de preguntas es la mayor tortura a la que se somete al lector, haciéndole participe de la novela, haciéndole vivir la pesadilla que es el no saber. Y sin embargo, esta trama prometedora y esta atmósfera opresiva se resuelve en un final tan forzado, tan innecesario, que me impide catalogarla de perfecta.
Aun así, El Desprecio es una lectura muy aconsejable, excepto para los enamorado... ese mejor que ni se acerque a este libro, y si lo hace mas vale que esconda cualquier objeto filoso de su cuarto. Este libro podría matar mas gente que las penas del joven Werther y el Asesinato visto como una de las bellas artes juntos.
El autor, con la pose de escritor intenso |
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