1- The North Shore of Matsushima (5:08)
2-
Looking Glass (6:35)
3-
Nostalgia (4:27)
4-
Santorini (4:34)
5-
Port of Mystery (4:49)
6-
Keys to Imagination (5:13)
7-
Forgotten Yesterdays (3:30)
8-
Forbidden Dreams (3:57)
Algo tienen los griegos que hace que su música sea muy
especial. Quizá sea su historia milenaria, por la que ha desfilado innumerables
culturas, desde la clásica época helena de las liras y las citaras, pasando a
la ocupación otomana, con sus cuerdas orientales y su sonido exótico; quizá sea
el clima jónico, ese espíritu levantino, mediterráneo, cálido; o quizá,
simplemente, sea una combinación de todos estos factores los que dotan a los músicos griegos de un
aura de sensualidad muy particular. Tenemos la aterciopelada voz de Demis
Roussos, que nos abandono hace ya casi una semana, pero cuyo Triki triki Mon Amour
siempre nos acompañaran; tenemos al genio barbudo, Vangelis, creador de icónicas bandas sonoras y un mago de los sintetizadores; tenemos, también, a Chris Spheeris, cuyo sonido es el
más cercano a Grecia. Pero, de entre todos ellos, se encuentra un músico de la
new age, de las nuevas músicas, con un sonido tan característico como
llamativo, globalizante y romántico. Me
refiero a Yanni Chryssomallis, mundialmente conocido como Yanni.
Mi nombre es Iñigo Montoya, vos matasteis a mi padre! |
Yanni tiene la presencia de un galán de telenovela
venezolana: cuerpo atlético, brillante sonrisa, larga melena azabache, y
bigotazo mariachi. Pero la edad ya no
perdona y parte de este aspecto olímpico ha ido desapareciendo, aunque ya me
gustaría a mí tener ese aspecto con 60 años. Este aspecto atractivo ha hecho que salga en la mayoría de las portadas
de sus discos, lo que podría echar para atrás a más de un escéptico de la música
New Age, donde la muchas veces calidad brilla por su ausencia cuando es eclipsada por una cara
bonita. No nos dejemos engañar, el sonido de Yanni tiene una gran calidad, y
prueba de ello son sus conciertos en la Acropolis o el Taj Mahal, que hablan
por sí solos. En Keys to Imagination
(1986), su segundo álbum y primer gran éxito del compositor griego, encontramos
al Yanni mas clásico, el que combina sonidos de sintetizador con teclados y
arreglos orquestales épicos llenos de vida y color con una sensual aura mediterránea que en discos posteriores
sería sustituida por una música mucho más globalizante, mas étnica, con mayor uso del
apartado sinfónico que del sintetizador.
The North Shore of Matsushima
El disco lo abre The
North Shore of Matsushima, la pieza
más poderosa del conjunto, cargada de potentes sonidos de sintetizador, que van
oscilando a lo largo de toda la tonada, alternando pasajes melódicos cargados
de romanticismo con otros mucho mas épicos y grandilocuentes, y una que otra
flauta japonesa que la dotan de la atmósfera oriental que sugiere el titulo
(“la orilla norte de Matsushima). Looking
Glass comienza con una guitarra y unos sonidos oníricos muy mediterráneos
que dan paso gradualmente a un desfile de sonidos donde el protagonista es el
atmosférico sintetizador y la percusión distorsionada. Nostalgia, como su nombre indica, es un tema mucho mas melancólico,
que evoca a la tierra natal de Yanni, Kalamata, que tuvo abandono a los 18 años
para estudiar psicología en Estados Unidos. Una tierna pieza de piano abre la
tonada, a la que se unen rápidamente los sintetizadores en un fastuoso y brutal crescendo. Junto con la primera, son mis canciones favoritas
del álbum; esta última fue versionada en 1992, en directo desde la Acropolis,
prescindiendo de los sintetizadores y sustituyéndolos por una orquesta, que no
está nada mal. Con Santorini Yanni
vuelve a evocar su tierra natal de la misma forma: una obertura tierna y
atmosférica, que nos traslada a las islas bañadas por el transparente Egeo, y
se transforma rápidamente en una pieza más épica. Port of Mystery es una tonada mucho menos colorida que las
anteriormente mencionadas; es una pieza más comedida, con unos sintetizadores
más relajados y unos sonidos más melancólicos, más oníricos. En Keys to Imagination nos encontramos
también con guitarras tristes que dan paso a un sintetizador más
severo y furioso; el conjunto es mucho más cercano al sonido levantino. Forgotten Yesterday es una pieza
completamente atmosférica, con tenues notas de sintetizador que recuerdan al
golpe de un arpa de cristal; Forbiden
Dream, en cambio, podría decirse que tiene toques tribales, sobretodo en la
percusión, a la que se superpone un
meloso sintetizador con profundos golpes de gong distorsionados.
Keys to Imagination
En su conjunto, Keys
to Imagination es un disco complejo lleno de matices que abarcan la
fanfarria new age grandilocuente y épica, las etéreas composiciones de
sintetizador, el evocador piano y una ligera tendencia a la globalización con toques tribales, orientales y mediterráneos. No es el mejor disco para
iniciarse con Yanni por sus excesos, pero sin duda es de sus trabajos más
logrados, y de mis favoritos dentro de mi discoteca, en la que se encuentran
muchos otros más accesibles que iré subiendo en otra ocasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario