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domingo, 1 de febrero de 2015

Steampunk. Un vistazo al pasado con los ojos de un soñador


Creo que en mi reseña de Canticos de la lejana tierra comente muy someramente que el género de la ciencia ficción ha sido nunca de mi agrado. Debería de justificar esa afirmación, o al menos maquillarla, porque me quedo bastante nazi. De de la ciencia ficción surgen multitud de ramificaciones, de las que únicamente me repelen la ciencia ficción más dura, la enfocada a los viajes espaciales en un futuro muy lejano, o en los que la humanidad ha colonizado mundos enteros y está integrada con mayor o menor éxito a una sociedad extraterrestre galáctica (¡El imperio!). Así, sagas como Star Wars o Star Trek, o todo lo que empiece con un Star nunca me ha gustado, aunque actualmente intento adentrarme más en esos géneros y, de momento, la saga de videojuegos Mass Effect me ha sorprendido muy gratamente. Es de las pocas veces que he visto un universo tan atractivo y bien construido. Lo que quería decir antes de irme por las ramas –como siempre- es que ciertos sub-géneros, como el distopico o el retrofuturismo clásico, siempre me han llamado la atención, sobre todo el steampunk, cuya estética me fascinó desde que la descubrí de pequeño, aun cuando desconocía el nombre en su momento, en unas recreativas paleozoicas que había al lado del único cine de mi ciudad. Eran unas arcades de cazar monstruos marinos, en pleno siglo XIX, con propulsores-lanzarpones, globos aerostáticos y unas clásicas escafandras de caucho y bronce con engranajes y tubos de latón (durante el juego ibas nadando, y eso debía de flotar de la ostia, vaya).  Aun siendo una recreativa bastante tonta, su estilo me llamo tan poderosamente la atención que no pare hasta encontrar una forma de llamar a esa desconocida estética. Casi diez años tuvieron que pasar, pero al final la encontré: Steampunk.
No pretendo plasmar aquí un enciclopédico artículo lleno de fechas, pautas y estudios sociológicos de cómo ha influido en la actualidad ni nada parecido. Solo pretendo, humildemente, hacer una ligera aproximación y transmitiros el entusiasmo que me produce este género que, a mi parecer, merece mayor popularidad. Tampoco pretendo profundizar en la trama de ninguna de las obras mencionadas: solo me centrare única y exclusivamente en su estética.

El toque cyborg que no falte
No se como podían embutirse en esas cosas...
El steampunk es un sub-genero retrofuturista, ambientado a finales de un siglo XIX ucronico, en donde la segunda revolución industrial siguió un camino diferente y la tecnología del vapor sustituyo a la electricidad; aunque pueden a ver excepciones, la característica principal del genero se basa más en la época en que este se ubica que en la fuente de energía utilizada. Nos encontramos en una sociedad victoriana o eduardiana, de finales del XIX a principios del XX, muy avanzada tecnológicamente pero con ese toque de sofisticada antigüedad que solo los trajes, chisteras y savoir-faire británico pueden dar. Los zepelines surcan los cielos, las locomotoras y los cabrioles son los usuales métodos de locomoción y las fabricas se convierten en bosques de tuberías y engranajes laberinticos que emponzoñan la atmosfera con una clásica niebla londinense. Los ciudadanos de esta sociedad conviven con normalidad con avances tecnológicos del siglo XX o XXI, pero siempre manteniendo un estilo marcadamente decimonónico en lo estético y lo moral, y esto se aprecia sobretodo en la moda, donde tecnología y encajes se unen creando un llamativo vestuario en los que predominan chalecos, levitas, corsés, faldas abultadas, relojes de cadena, gafas de piloto y mucha chapa.

Aunque la palabra Steampunk surgió para dar nombre al género retrofuturista en los 80’s, muchos de vosotros habréis pensado inmediatamente en las obras de “ciencia-ficción” de Verne  o H.G Wells.  No es extraño que notar las influencias. El steampunk bebe mucho del positivismo científico de la obra de Verne, claro reflejo de la sociedad de su época,  en que imperaba un sentimiento de que el ser humano siempre será capaz de avanzar indefinidamente, y que este progreso solo traerá felicidad y servirá para ayudar al desarrollo de la sociedad.  Wells, en cambio, fue mucho más realista al hablar de las consecuencias de este progreso, a Verne le hizo falta quedarse ciego y un disparo para darse cuenta de cuan frágil es la bondad del hombre. Obviamente, el steampunk lo vemos reflejado en sus inventos y creaciones, increíblemente avanzadas para su época, como el Nautilus, el submarino y nave insignia del capitán Nemo, el improvisado cohete de De la Tierra a la Luna, el Albatros de Robur (en la reseña anterior hay fotos de la nave), las más desconocidas FranceVille y Stahldstadt, o la personal visión de la capital francesa en Paris del siglo XX; incluso podemos encontrar steampunk en el diseño de los trípodes de la guerra de los mundos.
¡Marcianos!
Stahldstadt, la ciudad del acero


Que ilustraciones mas chulas tenían las novelas de Verne
Como he dicho antes, el género se consolido con nombre propio en los 80’s, y el creador del término fue K. W Jeter, escritor de ciencia ficción británico. Este, en su afán por clasificar las nuevas obras retrofuturisticas de la época, de estética muy similar, entre ellas la suya misma, clasificó el sub-genero y universalizó algunas de sus características: el uso de figuras reales y universos literarios victorianos, como Wells, Verne o Mary Shelley; el uso del viaje en el tiempo, y usar problemas sociales de la época para aplicarlos a la nuestra (racismo, pobreza, clasismo, la era victoriana no es muy diferente a la actual, por eso resulta tan versátil). Como ejemplo de este nacimiento podríamos citar Las puertas de Anubis, de Tim Powers,  o Morlock Nights, de K.W Jeter, donde los protagonistas son las criaturas monstruosas de La máquina del tiempo, de Wells.  

Actualmente, el género ha transcendido la literatura hasta convertirse en parte de nuestra cultura popular; ahora podemos ver a fanáticos del género con suntuosas galas retrofuturistas en convenciones, algunos con más éxito que otros, y maravillosas artistas gráficos que han explotado al máximo las posibilidades del sub-genero, dotándolo de una frescura y una originalidad única. La creatividad y libertades que ofrece se han visto en películas, series, comics y videojuegos. La liga de los hombres extraordinarios, comics y película (si olvidamos sus relaciones con el comic la película tiene un diseño steampunk muy vistoso), algunas obras de Miyazaki, como el Castillo ambulante o el Castillo en el cielo, o Steam boy son muy buenos ejemplos del sub-genero en el cine. No obstante, aun siendo el medio donde podría brillar mas esta estética, es en mi opinión en el que menos se explotan sus posibilidades, quedando siempre muy comedido; aunque entiendo el porqué,  los excesos del genero deben ser difíciles de manejar a la hora de redactar un presupuesto.
Portada de la liga de los blablablah

El Nautilus salido de las profundidades de R'Lyeh

Mención aparte merecen los videojuegos, o mejor dicho, el videojuego. Me refiero a la trilogía Bioshock, en particular, al Bioshock Infinite, su tercera entrega, pues los primeros dos juegos se adscribirían mejor al dieselpunk, ambientado en los 30-50, con estética más noir. En Infinite, toda la estética se aprovecha con tal fastuosidad e inteligencia que podría considerarse una obra de arte. Qué coño, quítale el podría: es una obra de arte. Desde la ciudad, Columbia, representación distopica del americanismo republicano más intransigente y fanático, pasando por el diseño de vehículos, zepelines en su mayor parte y carros tirados por autómatas con forma de caballo, hasta el diseño de edificios, habitantes, decorados. He olvidado mencionar que Columbia es una ciudad suspendida en el cielo, con capacidad para maniobrar a su gusto y dirigirse donde quiere. 

Columbia, en todo su esplendor
Aprovecho para recomendar como conclusión  a aquellos que gusten de la estética steampunk y de la animación en 2D un proyecto independiente realizado por ex-animadores de Disney. Se llama Hullabaloo, y buscan el apoyo de toda alma generosa que decida aportar su granito de arena con un donativo, aunque sea humilde: https://www.indiegogo.com/projects/hullabaloo-steampunk-animated-film




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